Típicamente localizados en zonas montañosas, los paisajes aterrazados de Vietnam han permitido que las técnicas de cultivo de arroz se utilicen en terrenos montañosos. Esta práctica agrícola ha dado forma a paisajes asombrosos, donde se mantienen las tradiciones y experiencias de vida relacionadas con el cultivo del arroz.
En los últimos años, los campos de arroz aterrazados en Vietnam se han hecho mucho más conocidos particularmente en Mu Cang Chai, un distrito remoto ubicado en la cordillera del noroeste del país. Convertirse en un destino turístico emergente puede ser una oportunidad para el desarrollo socioeconómico local, pero también representa una amenaza potencial para la integridad de esta compleja estructura de vida en entornos rurales.
El turismo comunitario, un modelo exitoso que se aplica en gran medida en las terrazas de arroz montañosas del sudeste asiático, se ha integrado recientemente en Mu Cang Chai como una herramienta sostenible para salvaguardar y valorizar el sitio y el patrimonio inmaterial que lo rodea.
Terrazas arroceras de Mu Cang Chai: la riqueza cultural de una naturaleza virgen
Situado al pie de la cordillera de Hoang Lien Son, el paisaje de terrazas de Mu Cang Chai es representativo de la interacción armoniosa de una cultura viva con la naturaleza. Con gran ingenio, la cultura indígena ha transformado las duras condiciones naturales de la montaña. A pesar de las circunstancias poco propicias, los agricultores locales aplicaron el conocimiento científico junto con creencias espirituales y rituales para maximizar la cosecha anual.
Dado que el agua y los sistemas de irrigación desempeñan un papel vital en el arrozal, se pidió a los agricultores locales que desarrollaran canales de distribución de agua sofisticados para hacer frente a la falta de recursos hídricos y a la topografía específica a mucha altura. Utilizaron tuberías de bambú para extraer el agua de la montaña, a 1000 metros sobre el nivel del mar, mientras evitaban que fluyera cuesta abajo. Paralelamente, los indígenas practican rituales de "invocación al viento y a la lluvia" para regular las lluvias, el principal recurso hídrico que abastecía a los arrozales, además de los numerosos arroyos que provienen de la montaña rocosa.
Los arrozales de Mu Cang Chai son también el hogar de una amplia mezcla de grupos étnicos minoritarios como H'Mong, Dao, Thai, etc. Como tal, su fascinación no reside sólo en el impresionante paisaje natural en sí, sino también en los diversos valores culturales que encarna. Cada grupo minoritario tiene sus propias creencias, prácticas sociales y estilo de vida agrícola, resultado de un largo proceso de cristalización y transmisión de conocimientos tradicionales a lo largo de generaciones.
La etnia H'mong, que representa el 95% de la población que vive alrededor de las laderas, fue el primer grupo indígena que se asentó en esta zona montañosa. Como resultado, la historia de estas terrazas de arroz está fuertemente conectada con la historia y la cultura viva de los H'mong, lo que añade un encanto distintivo al sitio. Al visitar Mu Cang Chai hoy en día, la gente se sorprende por la forma única de vida local, que parece muy alejada del estilo de vida moderno. La mayoría de los habitantes, que viven en la zona montañosa, sigue practicando la tala y quema como su principal actividad agrícola, aparte del cultivo de arroz. Además de trabajar en el campo, su vida cotidiana gira en torno a sus casas, la crianza de animales, la fabricación de artesanías, el culto a sus antepasados y las visitas al mercado local, donde se llevan a cabo todas las actividades sociales y económicas locales.
Hoy en día, Mu Cang Chai posee cerca de 500 hectáreas de terrazas de arroz declaradas "Monumento Nacional" en 2007. La zona abarca las comunas La Pan Tan, Che Cu Nha y Ze Xu Phinh. Este fascinante sitio ha sido reconocido mundialmente como "uno de los paisajes verdes más impresionantes del mundo", determinando que las comunidades de viajeros internacionales le presten especial atención.
Turismo comunitario: revisión y perspectivas
Los viajeros visitan el distrito durante todo el año, especialmente durante la temporada de lluvias que comienza en abril. Es entonces cuando se riegan los campos semilleros de arroz, dando un reflejo brillante de la montaña verdosa. Otro periodo pico cae de septiembre a octubre, cuando las terrazas de arroz maduran y se convierten en una bufanda de seda dorada infinita que se extiende a lo largo del distrito.
La creciente fama de la zona ha llevado a un número creciente de turistas a una de las zonas más marginadas del país y ha ofrecido muchos beneficios económicos a las comunidades locales. Entre ellas figuran el aumento de los ingresos, la creación de empleo y la regeneración de la artesanía tradicional y las prácticas culturales. Sin embargo, el turismo no controlado podría tener un impacto negativo en la estructura física y los valores intangibles asociados a este patrimonio vivo. Considerando la fragilidad de una estructura de vida tan compleja que enfrenta múltiples problemas de sostenibilidad, los sectores interesados han comenzado a poner en práctica un paradigma de turismo comunitario, con el fin de preservar y valorizar mejor el paisaje cultural.
En los últimos años, se ha animado a las comunidades locales a participar en la floreciente industria del turismo, con el fin de que tanto los residentes como los turistas se beneficien de la riqueza cultural de este patrimonio vivo. La implementación del turismo comunitario tiene como objetivo proporcionar a los turistas una comprensión más profunda del paisaje y, por lo tanto, una mejor apreciación de los valores materiales e inmateriales arraigados en el sitio, a través de experiencias auténticas con la población local. En cuanto a los habitantes, su participación en actividades turísticas ayuda a mejorar sus ingresos y fomenta su sentido de pertenencia a su territorio. Compartir sus conocimientos y prácticas indígenas con el visitante es su orgullo y define la identidad del sitio.
Se está realizando una gran variedad de actividades turísticas con un alto nivel de participación local. Además de las excursiones regulares de trekking y senderismo, el viaje turístico en Mu Cang Chai tiene más aliciente gracias a las excursiones en bicicleta por los campos de arroz que invitan al turista a sumergirse en la cultura local. El programa ofrece a los viajeros la oportunidad de participar en la vida diaria de los residentes locales al acompañarlos en su día de trabajo en el campo, participar en la producción de artesanías y vino de arroz, asistir a espectáculos culturales étnicos o incluso al aprender a tocar instrumentos musicales locales. Una parte excepcional del recorrido es explorar la cocina local a través de actividades culinarias con una familia anfitriona y probar las delicias regionales. ¡Degustar el increíble arroz glutinoso Tu Le, apreciado por su delicado olor y rico sabor, sin duda alguna mejorará la experiencia de los visitantes!
A fin de mejorar la profesionalidad y la calidad de los servicios prestados, las autoridades locales han organizado cursos de formación específicos para las minorías étnicas locales, con el objetivo de proporcionarles los instrumentos básicos para recibir a los visitantes, realizar visitas guiadas y mejorar sus capacidades comunicativas.
Al ofrecer alojamiento en casas de familia y vender la amplia gama de artesanías y productos agrícolas locales, el paradigma se convierte en una oportunidad para que las comunidades locales mejoren sus vidas. Sus beneficios económicos están animando a un número creciente de familias locales a participar en la industria. De hecho, el número de casas de familia en el distrito aumentó de dos a quince en los últimos dos años, lo que demuestra el potencial de crecimiento de este servicio.
A pesar del impacto positivo a corto plazo en la vida local, el desarrollo del turismo en un paisaje vivo puede generar problemas relacionados con el deterioro físico, la mercantilización y la comercialización de la cultura local con fines turísticos, y la ruptura del vínculo entre los rituales y los valores que encarnan. Para beneficiar mejor a las comunidades locales, el turismo debe desarrollarse gradualmente y combinarse con programas educativos, concienciando a las poblaciones locales de los impactos positivos y negativos que el turismo puede tener en su territorio. Además del análisis científico, se debe prestar especial atención a los estudios antropológicos para establecer un plan de turismo sostenible que responda a las necesidades y expectativas de las comunidades locales.
Thi Thanh Tu LE
Master europeo de Dinámicas de Paisajes Culturales y Gestión del Patrimonio
Pasante del ICCROM, Unidad de Colecciones