Franco Adamo, restaurador veterano y antiguo alumno del ICCROM (1984), falleció el pasado 12 de mayo de 2022, al cuidado de Adele Cecchini, su compañera de vida y trabajo. A lo largo de su brillante carrera, contribuyó a dar una nueva vida a murales, esculturas, frescos, pinturas, materiales arqueológicos y otros objetos centenarios.
Desde las primeras etapas de su carrera, se especializó en la conservación de ciclos pictóricos hipogeos, tanto en Italia como en el extranjero. La amplitud de su experiencia abarca desde la Tumba de Nefertari en Egipto hasta la Necrópolis del Vaticano. En 1981, colaboró con el ICCROM en un proyecto en Jerusalén, para la restauración de las pinturas de la cúpula de la mezquita de Al Aqsa dañadas por el fuego: el proyecto ganó posteriormente el Premio Aga Khan de Arquitectura.
Su destacada actuación en las tumbas pintadas de Tarquinia y el sur de Etruria ayudó a establecer nuevos paradigmas para la práctica preventiva y la gestión de sitios patrimoniales. Él y Cecchini trabajaron en las tumbas de Tarquinia durante muchos años. Adamo contribuyó a la monografía de Cecchini sobre las tumbas, durante cuya creación visitó los archivos del ICCROM para investigar y escribir. Recientemente, la Academia Danesa de Roma presentó su trabajo sobre la vandalizada Tomba dei Vasi Dipinti de Tarquinia. Además de la limipeza y consolidación de las superficies pintadas de la tumba, se puso de relieve una técnica reversible y removible que desarrolló Adamo basándose en documentación de archivo para reconstruir lagunas iconográficas. Este novedoso método es solo una de sus numerosas aportaciones al campo de la práctica de la restauración.
Su desaparición es una pérdida importante para el campo de la restauración del patrimonio cultural. Todos los que le conocieron le echarán mucho de menos.