Ya se ha escrito mucho sobre el 2020, un año como ningún otro que se recuerde. Naturalmente el advenimiento de la pandemia mundial fue la historia dominante, poniendo a prueba la resiliencia de las naciones que se enfrentaron a la pérdida repentina de vidas y de medios de subsistencia, y que en muchos lugares es una crisis que aún no ha terminado. Sin embargo, también han sido 12 meses en los que fuimos testigos de considerables hazañas del esfuerzo humano, ya que se desarrollaron vacunas en un tiempo récord y millones de personas en todo el mundo se unieron para apoyar una acción que pueda generar transformación, enfocándose en temas como el cambio climático y la justicia social. Al final, el año 2020 se definió tanto por la esperanza como por las dificultades, una dicotomía que hemos decidido reflejar en el diseño del Informe Anual del ICCROM.
Sin duda, el elemento más audaz es la portada, que representa al David de Miguel Ángel con una máscara facial, yuxtapuesta a un fondo exuberante. Abierta naturalmente a cualquier interpretación individual, para nosotros la imagen simboliza las motivaciones del ICCROM en 2020 como una organización particularmente preocupada por el impacto de la pandemia en el patrimonio cultural pero igualmente decidida a afrontar los retos de forma positiva para nuestros Estados miembros. También es una referencia a Italia, el país en el que orgullosamente el ICCROM tiene su sede, y que fue uno de los primeros en sufrir los estragos del COVID-19. En ese sentido, David, como protagonista de la leyenda que derribó al gigante, nos parece un emblema de los esfuerzos más amplios para superar este período histórico adverso.
En general, el uso atrevido del color y los gráficos en todo el informe representan una ruptura de las convenciones de los informes pasados, que corresponde a un año que fue todo menos que rutinario, y en el cual la centralidad del arte y de la cultura en nuestras vidas se afirmó a fuerza de su reducción debida a cierres y otras medidas necesarias para salud pública. Al igual que muchos otros, nos vimos obligados a adaptarnos rápida y creativamente para garantizar que nuestro trabajo pudiera continuar sin interrupción, y en muchos aspectos gracias a estas experiencias el ICCROM tuvo la oportunidad de mejorar. A pesar de los contratiempos iniciales, obtuvimos importantes resultados en áreas básicas como la creación de capacidades, la investigación y el intercambio de conocimientos, con beneficios para más de 100 países. Nuestros Programas emblemáticos demostraron ser ágiles y robustos, y logrando minimizar hábilmente la interrupción de servicios valiosos, tuvimos la oportunidad de poner en práctica nuevas modalidades de enseñanza, e incluso lanzamos varias actividades prospectivas de gran relevancia.
Como siempre, no sería posible obtener estos resultados sin el apoyo de nuestros socios, que suman 267 en 2020, y de nuestros 137 Estados miembros. Les estamos especialmente agradecidos por su generosidad y confianza en un año en el que nadie se libró de las turbulencias: es una prueba de la fuerza de nuestro compromiso compartido para proteger y preservar nuestro patrimonio cultural a nivel mundial. En los próximos meses y años será necesaria realizar una evaluación honesta y exhaustiva de la respuesta internacional a los acontecimientos de 2020, sobre todo si queremos tener éxito en la consecución de los objetivos a largo plazo, incluidos los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Por ahora, miramos hacia atrás con gratitud en un capítulo excepcional de la historia del ICCROM, y miramos hacia adelante con optimismo y con un claro sentido de propósito.
Webber Ndoro
Director General
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