Este año se cumplen 500 años de la muerte de Leonardo da Vinci (1452 - 1519), quien a raíz de sus observaciones del mundo natural se cree que escribió: "No hay cosas tales como el desperdicio". El subproducto de una industria debería convertirse en el punto de partida de otra. Sus palabras son inquietantemente pertinentes para enmarcar una comprensión del consumo y la producción sostenibles en el mundo moderno.
En septiembre de 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, con la aspiración de cumplir en el margen de tiempo fijado 17 objetivos universales para abordar los crecientes desafíos e incertidumbres en nuestro mundo. A través de su misión de proporcionar a los Estados Miembros las habilidades, el conocimiento, las herramientas y los entornos propicios para preservar el patrimonio cultural en todas sus formas en beneficio de todas las personas, el ICCROM se compromete a trabajar para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.
Con estos antecedentes, es oportuno y significativo para la profesión del patrimonio cultural prestar atención al Desarrollo Sostenible de la ONU, Objetivo 12: producción y consumo responsable. Este ODS trata de promover la eficiencia energética y de recursos o en términos simples, hacer más y mejor con menos. En un momento en que el consumo material de recursos sigue aumentando, mientras los países se enfrentan a los desafíos de la contaminación del aire, el agua y el suelo y experimentan los impactos reales del cambio climático, este ODS nos pide que consideremos maneras de minimizar nuestro impacto ambiental, ,reduciendo los desechos y tomando decisiones cuidadosamente fundamentadas y sostenibles.
Prácticas sostenibles en la preservación del patrimonio cultural
Definido por primera vez en el Simposio de Oslo en 1994, el consumo y la producción sostenibles tratan sobre:
"el uso de servicios y productos relacionados que responden a las necesidades básicas y aportan una mejor calidad de vida, minimizando al mismo tiempo el uso de recursos naturales y materiales tóxicos, así como las emisiones de residuos y contaminantes a lo largo del ciclo de vida del servicio o producto, de forma que no se pongan en peligro las necesidades de las generaciones futuras".
Este asunto se ha convertido en una preocupación cada vez más importante para los profesionales del patrimonio cultural. A la vez que nos preocupamos principalmente por hacer que el medio ambiente sea más seguro para el patrimonio cultural, también tenemos que actuar para mejorar y cuidar el entorno más amplio donde se creó. A estos efectos, cabe preguntarse si las iniciativas a corto plazo para preservar el patrimonio cultural pueden repercutir realmente a su futuro deterioro debido a los efectos del cambio climático. Además, como profesionales de este sector, generalmente poseemos un conocimiento pormenorizado del patrimonio cultural que preservamos; sin embargo, esta atención también debe extenderse a los materiales y procesos utilizados para llevar a cabo ese cuidado. Nuestros esfuerzos actuales por prolongar la vida útil del patrimonio cultural pueden ser en vano si la supervivencia de las generaciones futuras y de su patrimonio cultural se ve amenazada por desastres ambientales.
Por consiguiente, la preservación del patrimonio cultural debe tratarse a través del filtro de la sostenibilidad ambiental, entendida como el momento en que se reduce el consumo de energía, los recursos y la producción de residuos y las actitudes se orientan a prolongar la vida útil de los materiales. Quizás sea más útil aplicar la sostenibilidad ambiental como un proceso, y no simplemente como un objetivo final. Se trata de adoptar un pensamiento creativo, de tomar decisiones personales fundamentadas y realizar cambios significativos en el comportamiento, ya sea a pequeña o grande escala.
Las organizaciones que se ocupan del patrimonio cultural suelen ser muy visibles y respetadas dentro de sus comunidades y, por lo tanto, se encuentran en una posición única para asumir un papel de liderazgo en la producción y el consumo sostenibles. Las iniciativas de sostenibilidad han adoptado muchas formas en los últimos años, siendo una medida notable en este sentido la relajación de las directrices medioambientales para las colecciones. Las instituciones están explorando activamente otras medidas de ahorro de energía para reducir su huella de carbono, como el diseño de edificios ambientalmente sostenibles, el uso de fuentes de energía renovables, el control pasivo del clima y la tecnología de iluminación LED. Para los conservadores, los códigos de ética profesional que guían su práctica dictan que no se deben utilizar materiales o técnicas que dañen el patrimonio cultural, el medio ambiente o las personas. Se están llevando a cabo investigaciones sobre soluciones químicas "verdes" y los conservadores están reconsiderando el uso de los recursos y la gestión de los residuos generados por los tratamientos.
Adopción de medidas: hacia “Residuos Cero”
Otra iniciativa viable es introducir el concepto de consumo y producción sostenibles en los eventos relacionados con el patrimonio cultural, como cursos de formación, talleres o conferencias. El término "Residuos Cero" describe el desvío de todos los residuos no peligrosos de los vertederos o de la incineración a través de iniciativas para eliminar, reducir, reciclar, compostar o reutilizar materiales de desecho. Implica considerar todo el ciclo de vida de un material, desde que nace hasta que muere, es decir, los recursos que se destinaron a la producción, cómo se fabricó, cómo se utiliza, cómo se eliminará y el impacto de esa eliminación.
Los eventos a pequeña escala, como un curso de formación, ofrecen un punto de partida de gran utilidad para compartir con los compañeros las iniciativas de " Residuos Cero". También es una excelente forma de evaluar cómo podría funcionar a mayor escala dentro de una institución. Un evento con “Residuos Cero” tiene como objetivo eliminar o reducir cualquier residuo generado y redirigir la mayor cantidad de residuos posible hacia el reciclaje, el compostaje o la reutilización, con el fin de minimizar la cantidad de residuos que se envían al vertedero.
Para llevar a cabo un evento con "Residuos Cero" se requiere una buena comunicación, colaboración y compromiso por parte de todos los involucrados, incluyendo líderes, organizadores, socios, proveedores, contratistas y participantes. La adopción de medidas para desviar la mayor cantidad posible de residuos de los vertederos depende, en primer lugar, de la comprensión de la cantidad de residuos que se están generando. A menudo, esto comienza con una auditoría o el uso de herramientas para medir los residuos producidos. Cuando el consumo de materiales no puede ser eliminado, es necesaria una planificación cuidadosa para reducir la cantidad de materiales consumidos, junto con un pensamiento creativo capaz de seleccionar los materiales que pueden ser reutilizados o reciclados.
En los próximos cursos del ICCROM en 2019 se pondrá en marcha la iniciativa "Residuos Cero": « Comunicación y enseñanza de las ciencias de la conservación » en Arita, Japón; y « Planificación de nuevas exposiciones: conservación, comunicación, comunidad » en Vientiane, Laos. Se animará a los organizadores y participantes del curso a tomar decisiones conscientes y a reflexionar en formas efectivas de modificar su comportamiento para limitar la cantidad de residuos generados durante el curso.
Los beneficios de "Residuos Cero" son económicos, al ahorrar en costes operativos y apoyar a las industrias locales : ambientales, al reducir el uso de recursos y la contaminación;, y sociales, al mejorar la reputación y educar a los participantes.
¡El ICCROM se complace en compartir la iniciativa “Residuos Cero” con todos los participantes del curso de 2019! Esperamos que esta acción sea un punto de partida para generar nuevas ideas y descubrir soluciones compartidas en el consumo y la producción sostenibles dentro de las iniciativas de preservación del patrimonio cultural.
Emily Keppel
Máster en Conservación de Materiales Culturales
Pasante del ICCROM, Unidad de Colecciones
Estas prácticas han sido generosamente apoyadas por una beca Darling Travel de la Fundación Gordon Darling.