El mundo está atravesando una crisis sin precedentes, con la pandemia de COVID-19 afectando a todos los aspectos de nuestras vidas. Si bien hacemos todos los esfuerzos para salir de esta crisis mejor preparados y poder afrontar tales situaciones en el futuro, también nos ha impulsado a examinar más a fondo las causas subyacentes. Es un hecho conocido que el cambio climático ha alterado significativamente el medio ambiente y el comportamiento de los seres vivos. Al mismo tiempo, la urbanización rápida y bastante caótica ha destruido los ecosistemas en una medida inimaginable. Esta nefasta combinación de cambio climático y urbanización ha catalizado y magnificado la pandemia actual.
Proyecciones recientes de la ONU indican que el calentamiento global podría aumentar en 3.2 °C para 2100, que es mayor que el límite de 2 °C establecido por el Acuerdo de París. La consecuencia será una amenaza existencial para varias ciudades importantes de todo el mundo. Debido a las lluvias intensas, en las últimas décadas se ha verificado un aumento de inundaciones urbanas en casi todas las partes del mundo, que han tenido un impacto significativo en ciudades históricas como Venecia en Italia.
Si estas tendencias continúan, muchos escenarios de desastres continuarán desarrollándose, causando daños irreversibles y sin precedentes al patrimonio urbano. El aumento en la frecuencia de las altas precipitaciones en algunas regiones provocará inundaciones y deslizamientos de tierra. Esto puede aumentar el número y la intensidad de fortísimos huracanes. El aumento del nivel del mar, junto con las tormentas costeras, incrementará los impactos de las marejadas ciclónicas y las inundaciones fluviales. Las temperaturas más altas y el deshielo de los glaciares pueden causar la aparición de lagos glaciares que inundarían muchos asentamientos históricos que se encuentran aguas abajo.
Sin embargo, el patrimonio urbano no debe considerarse simplemente una víctima pasiva del cambio climático y sus desastres. Mediante la persistencia de desastres pasados y los ajustes del medio ambiente local, las comunidades de ciudades históricas y asentamientos tradicionales a menudo desarrollan una serie de características resilientes en el entorno urbano que podrían contribuir a la adaptación al cambio climático, controlando las emisiones de carbono y mitigando los impactos en el tejido construido, así como en las comunidades.
Esto justifica la necesidad de recuperar los sistemas de conocimiento tradicionales en la planificación y gestión urbanas y la identificación de su posible función en la reducción del riesgo de desastres para mejorar la seguridad y la resiliencia de las zonas urbanas históricas. Requiere un modelo de desarrollo centrado en las personas que utilice los conocimientos tradicionales para lograr un crecimiento sostenible y equitativo. También requiere un enfoque de planificación territorial que se extienda por encima de la huella ecológica de una ciudad histórica, en lugar de un enfoque de planificación maestra convencional. Además, es necesaria una mayor coherencia entre las políticas relativas al patrimonio y las relativas al cambio climático y la gestión del riesgo de desastres a nivel nacional, provincial y municipal.
El ICCROM, como organización intergubernamental dedicada a la conservación de todas las formas de patrimonio cultural en todas las regiones del mundo, ha sido vanguardista en el desarrollo de diversas actividades destinadas a la capacitación y promoción en la gestión del riesgo de desastres y la adaptación al cambio climático para el patrimonio cultural. El ICCROM reconoce que un futuro alterado por el clima requiere una acción unificada en todos los sectores. Su objetivo es continuar los esfuerzos en este ámbito mediante el desarrollo de nuevas herramientas, directrices, programas de formación y concienciación para diversos destinatarios, estableciendo puentes entre los sectores patrimoniales y no patrimoniales para hacer frente al desafío común de un futuro más seguro y sostenible del patrimonio y las personas. Sin embargo, esto solo se puede lograr mediante una mayor cooperación multilateral dando rienda suelta al poder blando de las organizaciones mundiales, las empresas y los ciudadanos.
El 31 de agosto, el ICCROM participó en la Conferencia IED sobre “Cambio climático y aumento del nivel del mar: posibles trastornos y posibles soluciones. El papel de Europa” en Venecia, Italia, a través de un mensaje de vídeo realizado por el Dr. Rohit Jigyasu. Este evento es parte de la primera conferencia “Soft Power Club” del 31 de agosto al 1 de septiembre de 2020.